ESTADO DEL BIENESTAR

Hacía tanto tiempo que no iba a casa que ya no me acordaba de que un día tuve una.

Una casa con muebles nuevos y olor a pintura (sí, todavía), con él canal Cosmopolitan y el TCM, con una nevera grande y llena, con un cómodo sofá y, por supuesto, con una madre que ahora es una estrella de las tablas.

Al bajar del tren me encuentro con una perra del instituto. Me mira en plan «párate a hablar conmigo para que te mienta sobre mi espléndido presente»… la saludo, «hola»… y adiós. Nena, no me voy a hablar contigo porque no sería coherente. Mi presente será incierto, lo reconozco, pero nunca fui una perra. No lo soy ahora.

Como siempre que llevo mucho tiempo lejos, me percato, mientras arrastro una pesada maleta, de los cambios sutiles que experimenta mi barrio. Básicamente está igual pero observo que la secta de la cruz de neón ha sido sustituida por un locutorio. El loco (bueno, llamemosle hombre excéntrico) que se sienta en La Caixa con sus perros sigue ahí, hablando solo, pero sin perros ¿dónde están? verdaderamente me preocupa. Nada más llegar bajo al supermercado, uno de esos donde la marca Hacendado NO existe. Disfruto ante la estantería del pan de molde. Es increible la cantidad de variedades de pan de molde que existen: blanco, integral, con semillas, sin bordes, blando, duro, Bimbo, Panrico, Silueta, Semilla de Oro… ¿Y yogures? Es que hay un mundo más allá del pack de seis sabores de Hacendado. Pero si a mi los yogures no me gustan… Bueno ¿y que? Una no está acostumbrada a esta vida de hija única. La asignación mensual no da pie a tener que decidir qué variedad es la que prefieres, porque la que prefieres es la más barata. Natural como la vida misma. 

Veo tres capítulos seguidos de Sexo en NY. Eran de la primera temporada y no se, cómo decirlo… vamos, que Carrie, Samantha, Miranda y Charlotte estan como un poco desubicadas estéticamente hablando. Como muy de principio de siglo (de siglo XXI). Sí, esa es la palabra, desubicadas. Y yo rebentada, por eso me tiro en mi cómodo sofá hasta que llega mi madre que, como ya he dicho, ahora es actriz.

Y el jueves fui al teatro. Y mira que me costó. No me apetecía, que mala hija. Pero lo que esperaba que fuese un tostón fueron tres horas que se me pasaron volando. Y antes de que apareciese mi madre estaba muy nerviosa, como si fuese yo la que actuase. Y lo hizo muy bien, un poco sobreactuada pero ella es muy Marisa Paredes y se lo permite. Y que pasa. Y luego yo era la hija de la artista, todo el mundo me felicitaba. Si no llego a ir me hubiese perdido todo esto, al final fui buena hija.

Eso fue la semana pasada. Esta estoy aquí y creo que por mucho tiempo.

Remei nos ha hecho visionar nuestras crónicas de tele. Como siempre, ha sido en plan Inquisición. Mi grupo ha sufrido las consecuencias… aunque sigo pensando que no nos ha entendido, no ha captado la esencia del montaje. Sigo manteniendo que lo nuestro es «vanguardia fulera». Con el reportaje se va a cagar, y con la entrevista más. La dependienta de Confecciones Drácula nos hablará del maravilloso mundo de las tres dimensiones. Si tienes unas de esas gafas con un plástico rojo y otro azul (¿o verde?), pues entra y flipa un poco con la tipa esa. A mi me dejó probar y no flipé mucho, yo es que soy así de seca, pero a ella le encanta:www.confecciones-dracula.com. Pero que peor, jojo. Me despido con un célebre comentario de la chica-drácula: 

«Todo el mundo es diferente del resto. Un cura es diferente del resto»   

P.D.Hoy Miquel me ha dado un DVD: «Toma, míralo y me dices que te parece, no t voy a decir nada a ver cómo se te queda el cuerpo». Dios, ¿y si muero por infarto en plan Tesis?

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