MONOTEMÁTICA

Hoy ha sido el peor y el mejor dia de mi vida. Bueno, ha sido más mejor que peor. Que mira, que no, que ahora ya pasa a se el mejor. Los nervios y el pesimismo, la miseria en la que me he visto hundida durante hora y media están casi superados. Curioso, pero ahora parece como si ya lo supiese, como si fuese algo que tenía que pasar. Pero no, podía no haber pasado. No era mi primera opción… pero era la segunda y no es Alemania ni Noruega. Ya lo dije, «antes muerta que hacer tercero aquí». Y tercero va a ser allí. En la ciudad «más bohemia y moderna de Francia» (según una revista de viajes), en Lyon. Cerca de Ginebra y de Philline y Ana C., cerca de Roma y de Sandra y Aina. No tan cerca de Cophenaghe y de Alberto, ni de Noruega y Raquel. Ni de Helsinki. Pero Rosegarden, que es una gran viajera y se viene conmigo (junto con Sara) ya me ha hablado de Ryanair, vuelos buenos, bonirtos y baratos. A recorrer mundo.

Ya habían pasado los de tercero y París había volado. Normal, era algo que sabíamos pero siempre te queda una ilusión. De pronto ha empezado a volar también Lyon y yo ya me veía perdida de la vida en algún lugar de Italia comiendo espaguetis y protegida por algún capo porque a mi el rollo mafia me va bastante. Yo miraba a mi profesora italiana de nombre Giulia Colazzi esperando que su boca dijese ANDREA antes de que otro enterao me quitase la ULTIMA plaza para esa ciudad tan yo que es Lyon. Porque Lyon es muy yo… me compraré una boina y fumaré tabaco mentolado mientras leo un libro de algún autor francés muerto, maldito y atormentado. Y no hara mucho frio. Bien. Pues eso, que solo quedaba una plaza y por fin me nombra con ese acento suyo que a mi me pone tanto cuando cierro los ojos. Bueno, ahora me pone sin cerrarlos también porque, aunque se parece a la tia de «Love Story», es malvada. Y ha dicho mi nombre y yo he dicho Lyon y ella ni me ha mirado porque mi vida le importa un pimiento; pero su becaria, que es la que hace el trabajo sucio porque Colazzi es una empanada de la vida y además malvada (esa sonrisa de bruja Disney…), ha asentido como dieciéndome: «la plaza es tuya ya puedes ir a divagar y a llamar a tu madre y a tu padre y a Lina y a quien pilles». Y eso he hecho. Y ahora estoy aquí, pero mañana estaré allí.

En Barcelona, quiero decir. Va a ser como una excursión del colegio, tendré que comprarme huesitos para el viaje y una cantimplora de los chinos. Aunque no me fio, a ver si me va a dar una sobredosis de PVC o como se llame eso chungo que tiene el plástico. 

P.D. Au revoir, nenes. Recuerdo esa gran frase de mi sueño: «todos se van». Y tenía razón.     

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