PARTE PRIMERA.
No dormí. Cuando ya estaba todo recogido y yo me echaba placidamente me llama un numero desconocido que resulta ser una impertinente de telefónica. Cené un sandwich de nocilla y me fui para el metro. Una vez en Angel Guimerà yo no veia juventud, porque de donde soy solo hace falta seguir a la juventud y ya estas donde querias estar. Pero como soy una chica resuelta encontré El Loco Club y a Marta y sus amigas dentro. Haría una crónica periodistica del concierto de Astrud pero no se hacer crónicas (¿verdad Remei, puta?), así que lo relataré como me plazca. Mientras esperábamos, no se como, empezamos a hablar de Mi Pequeño Pony y yo recordé que cuando era niña le robé uno de esos a una amiga mas pequeña que yo. Marta me dijo que escribiese una canción… una canción no, nena, un disco. Claro, es que ella no sabe que además del tema YoRobéUnPonyDeNiña habría que incluir YoLeCortabaElPeloALosNiñosSordos y cosas parecidas. Al empezar el concierto (que emoción!) me veo a una tia como tirada en el escenario y yo pienso, vale, se lo está montando con alguien delante de Astrud, así rollo extasiada. Pero no, le habia dado un yuyu raro, y era muy curioso porque ellos estaban tocando y todo el mundo miraba a la tia esa jaja. Y me acordé de ARI, la chica de LeClub con coma etílico con la que unos tios se hicieron un book (jajaja). El concierto superchulo, el sitio era pequeño y pude ver sus jetas todo el rato. Como me pude reir, se hizo muy corto y con cada canción que tocaban yo pensaba «ala, mi favorita», al final todas fueron favoritas. Marta se compró una camiseta, atención, multilogo. Haciendo cola en el aseo, delante nuetro, estaba la tia pelirroja que hace de cuñada de la pija en AquiNoHayQuienViva y yo le sonreí así como «te he reconocido pero no te digo nada porque ya tengo 20 años», y ella me la devolvió. Eh, que esa chica mea y ha estado en los Oscar, cuidao! Cuando volvíamos, vi desde el taxi a los tios que se hacian fotos con ARI, la niña etílica, y sentí que la noche habia sido un poco cíclica.
PARTE SEGUNDA
Como soy como Patty Diphusa y no duermo me pasan estas cosas. Vale, el sabado para Elche a celebrar por segunda vez mi cumple. Perdí el autobús de las 11.30 por una confusión de horarios. Diez minutos antes y habría llegado a mi casa sin problemas, pero no, confiar en mi buena suerte no da resultado. Me senté en las escaleras de la estación y me pregunté «¿hacia dónde se dirige mi vida?». Momento bajón, me tocaba esperarme hasta las 15.00. Pues me digo, voy a la Facultad y hago algo hasta que Alberto (que se venía a Elche) salga del exámen de francés. Cojo el 29 que lleva directo a las facultades pero se va por sitios distintos (aunque todavia conocidos). Y yo pienso «que raro, ha cambiado el trayecto», baja hasta la playa y yo todavia confiaba en mi suerte «volverá a subir para Blasco Ibañez». No, no subió porque no era el 29 sino el 19 y seguí hacia los submundos de Valencia, que ahora se que existen, hacia la Malvarrosa. Las paradas de autobús dejaban de ser «paradas» en sentido estricto y eran ahora simples palos, por el horizonte no se veia más ciudad. Momento crisis: «definitivamente estoy a punto de hundirme». Le pregunto al conductor y sentencia «me temo que te has equivocado, si enlazas sales de Valencia». Me bajo y busco una avenida, cojo el 31 super viejo y sin indicador de parada. Por fín en Blasco Ibañez, el 81 tarda siglos en venir y cuando lo hace va lleno. Se suben veinte personas más y yo ya no puedo ni respirar, me bajo y sigo andansdo con el maletón, la gente come en las terrazas y yo me acuerdo de que no he desayunado. Cuando Alberto sale del examen sonrio porque aunque me este muriendo soy fuerte de espiritu. La hora se nos echaba encima pero por lo mernos estaba más tranquila, en compañía las desgracias siguen siendo desgracias, pero por lo menos tienes a alguien con quién hablar. En la cola del bus me encontré con una chica del Instituto (que además se llama como yo) a la que le habia pasado casi lo mismo pero con robo de por medio. Momento consuelo, siempre se puede estar peor.
PARTE TERCERA
Patty Diphusa es un libro que en la primera mitad no dice mas que tonterias, pero en la segunda Almodóvar se pone serio y empieza a razonar. Entonces el libro cambia. «A veces que pase lo de siempre es un consuelo». En mi segundo cumpleaños hicimos lo de siempre: bebimos lo de siempre y fuimos a donde siempre con la gente de siempre (con Alberto de regalo jeje). Y me gustó. En cierto modo para mi fue diferente porque, aunque hagamos lo mismo, las cosas son un poco distintas ahora. Necesitaba una noche típica (y quitamos a típica toda connotación negativa, vale?) y la tuve. Aprendí que cuando no te sabes una canción lo mejor es tatarear «guachi guachi» y si tampoco sabes bailarla siempre se puede recurrir al baile bakala. Esto es patético pero te ries mucho y a mi no me importa parecer patética si me rio.
P.D. He decidido que cuando sea mayor y rica compraré en el supermercado de El Corte Inglés y viajaré en Euromed. Ale.