No pensaba actualizar porque, total, para contar rallotes de mierda pues mejor me callo.
Pero anoche… anoche llegué hecha polvo a mi casa y cuando me estaba untando sobrasada en un trozo de pan (a modo de cena simbólica) veo que hay un pequeño trozo florido en uno de los bordes (es decir, a modo de hongo simbólico). Pero mi espíritu estaba tan inerte dentro de mi propio cuerpo que seguí y me lo comí. Esto me hace reflexionar ¿qué coño te pasa? ¿qué pretendes? ¿por qué te empeñas en aparentar que todo te da igual?
¿Y todo me da igual? Básicamente creo que sí. Pero podría ser que no. Hasta que lo averigue, mientras tanto, necesito equilibrio. De todas formas da igual porque ni cristo sabe de lo que estoy hablando, te imagines lo que te imagines… no es eso. Sino todo lo contrario.
De aquí a un tiempo había empezado a ser consciente de mi misma: sabía por qué me dolían unas cosas y por qué era feliz con otras. Las razones de verdad, quiero decir. Ahora me inquieta no saber por qué eso y eso me da igual. Y tengo la cabeza tan embotada que ni siquiera me voy a molestar en pensarlo. Miento… por supuesto que me molestaré, pero sin resultados positivos.
En otro orden de cosas, no voy a poder ir al estreno teatral de Laura porque el puto PalomoCojo (ProfesorDeCatalán… simbólico también) me ha puesto un puto examen oral el puto día 20.
Vale Andrea, deja de decir palabrotas.
Desde hace una semana ya no puedo responder un simbólico y vacío «bien» cuando alguien me pregunta «qué tal todo». No me sale. Pero si en realidad no pasa nada, como siempre.
Es solo mi mente, que está cansada.
P.D. Soy adicta al aguacate, forma parte de mi dieta base. Seguramente me pasaré todo el verano coomiéndolo y cuando llegue septiembre ya no podré verlo sin vomitar. Ya me pasó con la mortadela. Debía decir algo superficial. Yo ahí, en mi línea. Con mi idioma de símbolos.