ALGODÓN

Hace poco tuve la oportunidad de elegir entre un gofre con chocolate y algodón de azúcar.


Opté por el gofre. Mal. Me dió angustia.


Me encanta el algodón de azúcar pero me da miedo comerlo porque parece muy grande e indigesto. Mentira. En realidad lo recuerdo delicioso.


Alguien robó para mí un trozo de algodón. Nunca me habían robado algo así. Gracias.


Tampoco había hecho autoestop tres veces seguidas (ni una), ni me habían rociado de vino. Nunca estuve tan a punto de morir despeñada desde una montaña.


Quizá nunca fui tan feliz como en esos momentos. O sí. Pero la nostalgia es un bicho que se te mete dentro y no se va, y yo sentí nostalgía por todo lo que aún no había ocurrido. Ahora, por las cosas que pasaron y por las que no.


Nunca tuve el lagrimal tan desarrollado ni tantas cosas en la cabeza.


La próxima vez que hablemos, yo ya estaré lejos. Y espero que viva.


Si quieres verme, da tres golpes con tus zapatos rojos y dí


«quiero estar lejos de casa» «quiero estar lejos de casa» «quiero estar lejos de casa».


 

Deja un comentario