APOCALIPSY NOW

Y todo lo que quería contar ha desaparecido. Como ha desaparecido momentáneamente la luz en la biblioteca. Posiblemente moriré hoy. Estoy recibiendo las señales del Juicio Final en forma de horrorosos relámpagos que me impiden alejarme de aquí. Nunca había escuchado nada igual. Y moriré entre estas cuatro paredes llenas de libros, un rayo caerá del cielo y nos sumergiremos en un oscuro sueño de calor y llamas; mientras la gente muere carbonizada tipo «Carrie» pero con menos estilo, yo me catalizaré con los libros y los infinitos conocimientos que estos contienen. Y seré eternamente inteligente como Corto-Circuito pero con piel y huesos y un poco menos odiosa. Qué bonita forma de morir, aplastada por un grueso tomo de artes industriales o numismática. Amo el Apocalipsis, es la única parte de la Biblia que he leido, me gusta Coppola y Joseph Conrad. Y Brando agotando su último suspiro de vida mientras susurra

«Oh, el Horror»

Si sobrevivo lo volveré a leer, pero no comulgaré con las familias. Si sobrevivo podré ir a destruirlas con Chico y Chica y con LaProhibida el día 25, el día de los Herejes. Y me podré despedir de gente querida el 28. Y otra vez el 30. Y acompañaré a Paula de rebajas. Y me compraré una pistola de agua.

Y «citaré el Eclesiástes a los católicos, el Corán a los islámicos, la Torá a los judios, los textos de Aristóteles a los ateos»

Puede que también guarde cosas. Porque yo no soy de tirar nada. Todo se desintegra poco a poco, es el curso natural de los acontecimientos y es lo que debe de ocurrir. Pero antes muerta y carbonizada que deshacerme de todo. Cuando ya no me acuerde de tí, algo de papel o plástico me refrescará la memoria. A no ser que de camino a mi casa sea una la que se desintegre por completo a causa de un rayo asesino del Señor.

Si nadie lo evita, dentro de poco guardaré…

El díptico de AdányEva de Durero que mi padre me compró en ElPrado. El póster de la Barbie y sus Perritos que compré en los chinos con Paula ese día tan y tan chulo. El cartel del Caprabo de Maria Teresa Campos y Terelu (3por2, aunque la oferta es del año pasado). Las fotos de cuando todavía vivía en el MundoAnalógico, casi todas del verano anterior. El retrato que Juanma me hizo en el tren. El dibujo tan feo de Ana. El póster de aquella fiesta de los 80 en Matisse en la que acabé bailando AlejandroMagno (ochenta de gasolinera), DavidHasselhoff adornando mi habitación… y qué gran noche. Otro póster, de Metrópolis, regalado por mi madre (junto con un peine). Todos los carteles promocionales que arranqué durante el curso, en mi facultad, de los ciclos de cine del LluísVives (a muchos no fui… ahora me arrepiento). Los flyers de ElTornillo. Las postales que compré en una tienda de Alicante (¿CinemaParadiso?). El póster arrugado del MiraUnaModerna. El despertador-abeja, el óscar-pene, las flores de madera, el ex teléfono-hamburguesa… 

Enrollaré todos esos papeles, meteré en cajas lo demás y lo colocaré todo en un armario. Alí me esperarán a que vuelva de tierras extranjeras. Desmonto mi microcosmos (más Micro y más Cosmo que nunca… más mio que nunca) para volverlo a construir en una habitación que todavía ni conozco. Para volverlo a montar un año después. Sólo que pasado tanto tiempo una corre el riesgo de los fantasmas internos sean otros y todo lo accesorio que me rodea mute completamente. Dejaré entonces todas esas cosas en el armario.

Y es que yo no soy de tirar nada.

P.D. » -¿No te encanta Prince?

      » -Más que la vida misma»

      «Pretty Woman» dixit. Mi toque frívolo/ personal. Es lo que pide un fondo rosa.

  

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