Nenes que me he ido de viaje y he vuelto. Il a été un petit voyage. Si, si, petit pero necesario. Porque para que te voy a engañar, estoy viviendo mi fase Sarah-Jessica con todas las de la ley, que es una fase difícil y grata a la vez. Y Lyon me está regalando muchas cosas. Me regala resacas de sol. Tardes de luz. Mañanas de viento mientras cruzo el puente. Me regala lluvia aislada que lo único que consigue es mojar las hojas caducas que se caen de los árboles, hasta dejarlas pegadas en el suelo, como si estuviesen dibujadas. Es una ciudad extraña que a veces sientes distante. Lyon es bastante Señora, pero creo que le caigo bien. Sin embargo no invita a la tranquilidad. En Estrasburgo encontré un poco de la paz que buscaba mientras caminábamos por calles desiertas, abrigadas y con el pelo estufado por la humedad. Estrasburgo huele a invierno. Hay gente a la que le gustan las ciudades con río, a mi me gustan las que tienen carrusel. Como Lyon también. La catedral, una de las cosas más impresionantes que he visto en mi vida. Y ha sido en este petit voyage cuando decidimos el nombre de nuestros hijos, quizá los posibles padres y quizá los posibles matrimonios. Cada vez queremos casarnos con más gente. Y fuimos pobres, muy pobres. El Mango de Estrasburgo es todo glamour, pero el mercado, oye, lo están dando lo están regalando. Ni con esas. ¿Y que pasó con mi flequillo? Que durante cuatro días no existió porque me dejé el secador en casa. Y el secador es una prolongación de mi personalidad. Mamapato sin secador es otra cosa, es un ser inmundo. Tampoco teníamos toallas, se nos olvidaron porque el día de antes estuvimos hasta tarde en una barbacoa en casa de la abuela de Alex. Creía que el SentimientoSoviético se había acabado para siempre. Pues no, volví a tener una de mis regresiones a la peor Rusia stalinista. Alex tiene una abuela guay con una casa aún más guay. Se que nadie me apoya en mi juicio estético pero la casa es de las mejores que he visto en mucho tiempo. Es el parque de atracciones del decorador de interiores. Rococó-Taxidermista. Vale que los pájaros disecados son un poco estilo Neo Norman Bates, pero el papel de las paredes hacía juego con mi abrigo. Y qué me gusta a mí el imaginario católico, nene. Y no se adónde quería llegar yo con todo esto, quizá a remarcar la personalidad de este chico que una vez vino a casa y nos trajo flores. Si quieres te pongo en situación: – Hola Alex, qué tal (En realidad en Francia se habla francés pero no quiero ser como Lucía Etxevarría, que no traduce con mísero pie de página sus citas culturetas en inglés… cosa que me parece bastante lamentable. Aprovecho este espacio para denunciarlo. Ya está). -Hola, tu eres Diana. Te has muerto y ahora has resucitado. Yo soy Bradito y ella (Rosa) es Bene XVI, el Papa. ¿Por qué digo todo esto? Pues no se porque no tiene ninguna relación con nada. Solo un último apunte: no hay nada más triste que bailar bajo la lluvia una bachata, frente al Parlamento Europeo. No habría nada más triste si no lo supiésemos llevar con la dignidad con lo que lo llevamos todo. En una plaza, comiéndome el peor bocadillo de la historia y con los pies en principio de crionización, me sentí tan afortunada…