ALEX ET MARIA

Las historias de amor pasan todos los días.

María conoció a Alex al mismo tiempo que nosotras, un día que se me ocurrió preparar una paella horrible. Alex es un chico francés no muy guapo que haces trucos de magia y que en una ocasión llegó a casa con un paquete de cervezas y un ramo de flores. Poco después llegó Maria, sueca e impoluta en su estilismo, y que, ademas, canta y baila como Britney. Las fiesta transcurrió de manera perfecta, nadie se dio cuenta de nada hasta que llegó el momento en el que todos estábamos cansados. En ese preciso instante ellos se estaban besando y hubo que esperarlos. A partir de ahí supimos que quedaban a menudo y que a menudo seguían besándose. También llegó a nuestros oídos que Maria tenía novio. Luego lo constatamos: un novio rubio, guapo y con peinado moderno … a juzgar por la foto que nos enseñaba a todos. Ella hablaba de su novio delante de él, supongo que quería remarcarle que lo suyo era temporal. Y Alex cada vez estaba más enamorado y, en consecuencia, cada vez más guapo y más feliz. Hasta que llegó el novio de Maria y él tuvo que emborracharse para soportar el dolor que le producía verlos juntos. Me advirtió que no dijese nada al rubio oficial, que el chico le caía muy bien. Una no es nadie para juzgar la vida de los demás.

Recuerdo, como una de las cosas más bonitas que he visto desde que estoy aquí, el cariño con el que Alex miraba a Maria.

Una vez caminábamos él, Guillaume y yo. Pasabamos por delante de un escaparate de lencería donde unos maniquís exuberantes mostraban sus encantos. Los dos giraron la cabeza. Una mujer que se percato de ello se rió y les dijo que sí, que estaban muy bien pero que eran de plástico… Alex se volvió y, orgulloso, le respondió que “la suya era mucho más guapa”. Luego me aclaró (como si hiciese falta) que se refería a María. En esos momentos estaba feliz porque habían pasado la primera noche juntos. Luego ella quiso dejar de verlo. Le hacía demasiado daño mantener una relación a la que le quedaban semanas de vida. Pero no tuvo suficiente fuerza de voluntad y,de nuevo, les vimos aparecer como lo que son. Una pareja.

Dentro de tres dias María no estará. Y yo no dejo de pensar en como de triste será su despedida. Porque al final ella también se enamoró. Y ya no comprendo a aquellos que se esfuerzan en ver algún trazo de romanticismo en una despedida que quizá sea para siempre. Las despedidas serán siempre tristes por naturaleza, porque dices adiós a un tiempo que pasó demasiado deprisa, porque significa que se acabó, porque significa tener que olvidarlo todo para empezar otra cosa. En las películas siempre hay una tercera vía pero la vida real es imperfecta y difícil. En un mundo ideal ella hubiese dejado a su novio y se hubiese quedado. Porque en una película los sentimientos son simples y carecen de matices… en la vida real esto último puede significar un mundo entero.

Supongo que no se puede tener todo para siempre. Pero esta imposibilidad implica, a su vez, que hubo un tiempo en que sí lo tuviste. Y eso es bonito.

 

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