Amor y guerra: La palabra más hermosa

Gemma recibe una llamada de Gojko, un viejo amigo al que hace 15 años que no ve. Gojko quiere que viaje desde su Roma natal a Sarajevo para asistir a una exposición retrospectiva de las fotos de Diego, el que fuese su marido, ya fallecido. No viajará sola, sino con su hijo Pietro, que nunca conoció a su padre. A partir de ese reencuentro conoceremos la intensa y turbulenta historia de amor de Gemma y Pietro, sellada a fuego entre las ruinas de una guerra que los marcó a ambos. La pareja se conoció en una Sarajevo libre, pero años más tarde deberán volver a un país en guerra donde no solo tendrán que luchar por sobrevivir al asedio, sino también a sus propios demonios.

Margaret Mazzantini libro
Diego, Gemma y la chica que bailaba a oscuras con Kurt Cobain.

No me suelen gustar las historias de amor. Me gustan los sentimientos, la emoción, el drama. El amor per se no me parece interesante, sobre todo cuando la literatura nos ha ofrecido grandes historias con las que es difícil competir. ¿Cómo estar a la altura de Romeo y Julieta, de Ana Karenina, de Cumbres Borrascosas? Sencillamente, no se puede. Como se suele decir, todas las historias han sido ya escritas… de lo que se trata es de cómo las cuentas, de con qué las revistes. Los arquetipos están con nosotros desde el principio de los tiempos, pero lo que hacemos es reinventarlos constantemente. Avanzan sumando capas y cambiando de aspecto. Pero, en el fondo, todo es lo mismo.

Empecé La palabra más hermosa porque había oído hablar de su adaptación cinematográfica, Volver a nacer (Venuto al mondo, Sergio Castellitto, 2012). Llevaba años queriendo leer el libro antes de ver la peli, me atraía la guerra de los Balcanes, pero por unas cosas u otras siempre lo aplazaba. Hasta que lo hice. Y menos mal que la lectura precedió al visionado, porque de lo contrario se me hubiesen quitado las ganas. Me sorprendió ver que el libro había sido adaptado por su autora, Margarita Mazzantini, junto con el conocido director italiano, y no pude remediar sentir que el film no está, ni de lejos, a la altura. Luego supe que son marido y mujer, y me pregunte el porqué de esa falta de simbiosis entre ambos. Deberían arreglar sus problemas maritales antes de sentarse a escribir.

He de reconocer que yo misma, mientras avanzaba en la historia, me preguntaba cómo habrían hecho para adaptar un libro de más de 500 páginas tan sumamente complejo. El lenguaje cinematográfico y el literario confluyen, pero se mueven por terrenos distintos. A la película le falta reposo, dolor, intensidad. Todo lo que el libro es capaz de expresar con palabras, no lo consiguen las imágenes. La novela es una obra tan densa y tan intensa que trasladar la poesía y las emociones contenidas en la narración de Mazzantini era, desde el principio, una batalla perdida. Ahí donde la pluma de la autora rebosa sentimiento, resulta en la película superficial.

Volver a nacer
Gojko, el poeta, uno de mis personajes favoritos.

En primer lugar, y como era de esperar, la historia se simplifica al máximo durante las dos horas de película. Sinceramente, la truculenta relación de Gemma y Diego bien podría haber dado para hacer una serie, pues toca diversos aspectos y todos ellos de manera bien profunda. El amor, la maternidad, la guerra, la amistad, la pérdida, la supervivencia, la esperanza, el perdón. Todo condensado en 528 páginas.

Simplificar era obligado. Pero me sobran eventos y me falta sentimiento. En la peli, la historia de amor se cuenta a golpe de guión, sin tiempo para reflexionar qué es lo que mueve a los personajes. ¿Por qué quiere Gemma un hijo tan desesperadamente? ¿Cómo llegan los protagonistas a este punto? ¿Cómo se va degradando la relación? A veces es mejor que una película no te cuente el cómo ni el qué, sino lo que transita de un momento a otro. Que te haga sentir sin necesidad de que el film se convierta en una sucesión de acontecimientos expuestos a toda prisa.

No nos olvidemos tampoco de uno de los aspectos más importantes (si no el que mas) del libro: la guerra. La mitad de la historia transcurre en una Sarajevo destrozada, hundida, sangrante. En la película, la guerra tan solo parece ser un telón de fondo para que la historia de amor sea aún más trágica. En el libro, la guerra es un protagonista más. Aparece poco a poco, se va instalando en el corazón de cada uno de los personajes, con sigilo, hasta que ya no se la puede evitar más. Y cuando se la mira de frente, acontece el drama. Sin duda, la mejor parte del libro.

Respecto al elenco, es evidente que Castellitto quiso dirigir una cinta con proyección internacional, por ello tenemos a Penélope Cruz hablando inglés con un Diego que de repente es norteamericano y no genovés, interpretado por Emile Hirsch. Nada que objetar, un pequeño truco de guión para hacer que los protagonistas puedan hablar inglés entre ellos y hacer más digerible la peli al público estadounidense (no vaya a ser que se hernien leyendo subtítulos). Sinceramente, no es esto precisamente lo que traiciona el espíritu de la novela. Actriz y director ya trabajaron juntos en 2004 en la película Non ti muovere, otra adaptación de una novela de Margaret Mazzantini. Personalmente, creo que Cruz sabe llevar el papel de Gemma mucho mejor que su partenaire, sobre todo el de la Gemma madura. Diferente es el caso de Emile Hirsch, no me dice nada ni acierto a entender el supuesto atractivo de este chico.

¿Que si me ha gustado La palabra más hermosa? Sí y no. La primera mitad del libro se me hizo pesada, no entendía adónde quería llegar la autora narrando los principios de la pareja y la búsqueda enfermiza de ese hijo que nunca llega. La cosa mejora cuando presente y pasado confluyen y vamos averiguando, poco a poco, el porqué de la muerte de Diego, de su separación. Pero, sobre todo, mejora porque nos permite vivir de una manera muy íntima los horrores de la guerra de Bosnia.

En este libro no hay política y tampoco hay análisis. No conoceremos la causa de la guerra de los Balcanes si no investigamos por nuestra cuenta. Pero hay otra cosa que lo compensa con creces, y es el relato minucioso de una rutina impuesta por el horror. Donde la vida se vuelve irracional y vivirla o no tampoco importa mucho. Es la historia cotidiana de un infierno. Y qué decir del drama de Aska, uno de los personajes más importantes del libro por lo que significa, aunque por desgracia poco desarrollado. Su historia me recordó el film de Isabel Coixet, La vida secreta de las palabras. Siempre que pensaba en Aska me aparecía la cara de Sarah Polley.

En definitiva, y pese a todo, un libro que recomiendo, en gran parte porque está maravillosamente escrito. Supongo que será cuestión de gustos, pero el estilo intenso y poético de Margarita Mazzantini me ha gustado mucho. Tiene algunos pasajes que son preciosos. Me despido con este:

Somos dos niños. De aquellos que se conocen en el parvulario y se sienten unidos por un amor más maduro que ellos.

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