¿Qué leemos en Halloween?

Película de Francis Ford Coppola
La pobre Lucy solo quería echar un polvete pero la sociedad victoriana, que menuda era, la condenó.

Ahora que se acerca Halloween me apetecía escribir un recopilatorio con todos aquellos libros que me han provocado algún que otro escalofrío. Durante mi adolescencia tuve una época en que prácticamente todo lo que leía eran thrillers o novelas de terror. Estaba fascinada por los vampiros, de hecho aún lo estoy un poco. Y aunque siga buscando historias que vuelvan a despertar en mí esa inquietud por lo oscuro, lo cierto es que la experiencia nunca será tan intensa como durante esos primeros y morbosos años. Ya se sabe, lo que uno lee siendo adolescente se vuelve cien veces más especial. Cosas de la edad.

No voy a ser ni exhaustiva ni categórica. Hay muchos y grandes libros dentro del género, y cada cual tiene sus gustos. Se trata sencillamente de un recopilatorio personal. Espero que asientas, disientas o que, al menos, te parezca interesante. Ahí va.

  • La semilla del Diablo. Ira Levin. 1967.

La trágica historia de Guy y Rosemary Woodhouse ha quedado impresa en el imaginario colectivo occidental ante todo gracias a la adaptación cinematográfica del no menos trágico Roman Polanski. Esta pareja tan moderna, él tan bohemio y actor, ella tan delgada y con el pelo a lo garçon, se mudan a un maravilloso apartamento en el centro de Nueva York. En la peli, la vivienda se emplaza en el trágicamente célebre edificio Dakota, justo donde mataron a John Lennon. Pues resulta que esta pareja de jovenzuelos tiene la desgracia de tener como vecinos a los Castavet, una pareja de viejos del visillo, intensos como ellos solos. Por supuesto, y sin que sea una sorpresa, el grosso de la trama se juega sobre el cuerpo de la pobre Rosemary, que es maltratada, envenenada, vejada, manipulada y martirizada. Una cautiva reducida a su mera función reproductora. Si eso no da miedo, qué si no.

La semilla del diablo
Ring ring. Allô? Dime si a ti no te da miedo Minnie Castevet.
  • Summer of Night. Dan Simmons. 1992.

Por culpa de este libro mi novio pasó unas semanas teniendo pesadillas recurrentes, así que incluyo Summer of Night como homenaje a su sufrimiento autoinfligido. Él también es muy de empatizar, por lo visto. Sinceramente, nunca he leído nada de Dan Simmons, y el hecho de ver a otra persona despertarse desesperada a media noche no hace que arda en ganas precisamente. O sí, el morbo siempre gana. Los ingredientes no podían ser más perfectos: un grupo de preadolescentes empieza a inquietarse cuando «extraños acontecimientos» (siempre había querido usar esta expresión) empiezan a ocurrir en su escuela. Preadolescencia y miedo a ir al cole… ¿puede haber algo más de verdad?

  • La muerta enamorada. Théophile Gautier. 1836.

Vale, esta no da miedo. Puede que en el siglo XIX fuese hardcore puro, pero para la generación del slasher no deja de ser peccata minuta. Eso sí, se trata de uno de los primeros relatos vampíricos, protagonizado por una mujer además. Magníficamente escrito y muy enigmático, este relato gira en torno a la historia de amor entre un párroco y una vampiresa. Ya de por sí, la premisa es trágica-trágica de tragedia griega. El objeto de deseo en este caso es Clarimonde, a los ojos de Romuald una seductora ninfa. Fuente de todos esos pecaminosos sudores que le recorren el cuerpo. Porque, como ya hemos dicho, él es párroco. Y ella, como objeto prohibido de su deseo, un monstruo.  Vaya, qué sorpresa.

  • Carmilla. Sheridan Le Fanu. 1872.

Otra de vampiresas, esta vez con contenido lésbico de alto voltaje. Bueno, de alto voltaje para 1872. Carmilla es una jovencita un tanto rarita cuyo carruaje sufre un accidente muy cerca del castillo de Hollis. Inconsciente, es obligada a guardar cama. Allí traba amistad con otra jovencita inocente, Laura, que de inmediato siente curiosidad por los extraños hábitos de su inquilina. Eso de levantarse pasadas las 12 no era muy común hace tres siglos. Por lo tanto, había motivos para sospechar. Todo esto es más un juego semierótico entre dos damiselas que otra cosa, pero guardo un grato recuerdo, así que lo he incluído. Vale, ¿algo que dé miedo de verdad?

  • El juego de Gerald. Stephen King. 1992.

De Stephen King podría poner más de un libro. Carrie, Misery, Dolores Claiborne, El retrato de Rose Madder, La zona muerta… Tuve una época muy Stephen King (si se puede llamar así a las épocas), aunque lo dejé de golpe y nunca más lo he vuelto a retomar. Sin embargo, tengo un recuerdo especialmente turbio de El retrato de Rose Madder y de este mismo, El juego de Gerald. Ya dije en el post anterior que empatizo demasiado con las mujeres sufrientes, así que esta lectura no fue fácil. Rose es una mujer brutalmente  maltratada por su esposo policía y Jessie víctima de los juegos eróticos de su marido, Gerald. Imagina que te vas de fin de semana con tu pareja y que a este le da por amarrarte a la cama con unas esposas para, acto seguido, morir de un ataque al corazón encima tuyo. Imagina que te quedas ahí, sin agua, sin comida, sin ayuda, sin poder moverte. Y se te va la cabeza, y empiezas a revivir terrores que creías olvidados. Una lucha contrareloj por la supervivencia.

  • El diario de Ellen Rimbauer. Mi vida en Rose Red. VVAA. 2002.

A ver, este libro se vende como los diarios reales de una señora llamada Ellen (Rimbauer, como te puedes imaginar) que, tras casarse con un conocido industrial, empieza a experimentar extraños sucesos en su mansión, aka Rose Red. Se supone que el susodicho diario fue encontrado por una presunta doctora llamada Joyce Reardon*, responsable de la investigación de todo lo acontecido en esa casa. La mansión existe, efectivamente. O existía hasta su demolición en el 2000. En Internet se pueden ver fotos. Fue mandada a construir por John Rimbauer como regalo de bodas a su esposa, la supuesta autora de estos diarios. La leyenda cuenta que 23 personas desaparecieron en la casa y que ésta que cambiaba de organización por voluntad propia. Sí, como lo oyes, de tener 5 habitaciones, de repente pasaba a 8. De estar el baño al fondo a la izquiera, a desaparecer. Normal que la gente se desorientase, menudo plan.

Rose red miniserie
Cartel de esa miniserie TAN de los 2000 sobre esa casa TAN caprichosa llamada Rose Red.

La teoría es que la casa tenía sus propias exigencias, algo así como vida propia, y se alimentaba de energía psíquica. También era una casa muy exigente, pues al parecer obligaba a sus dueños a seguir construyendo alas y más alas como condición para no apagar la fuerza vital de los hijos de Ellen. Eso se lo dijo a Ellen una medium de la época victoriana, según se dice. Ejem, medium… siglo XIX… déjame que lo dude. O eso, o John tenía alma de especulador valenciano de la Gürtel. Al final John se cayó de la Torre del Capricho y Ellen, al parecer, se perdió en la casa. No sé hasta qué punto los diarios son reales, en teoría así los venden. Te lo puedes creer o no, pero el relato es bueno y el libro un reflejo acertado de las costumbres y la moral victoriana.

Hay otros muchos libros que merecen la pena y que me encantan, pero podría pasarme escribiendo hasta el Día de todos los santos y más allá. Drácula (Bram Stoker, 1897) es uno de mis preferidos, no solo para estas fechas sino para siempre. Pero hay más: Otra vuelta de tuerca (Henry James, 1898), cualquier cuento de Edgar Allan Poe o cualquiera de H.P. Lovecraft son más que adecuados para la ocasión. Los libros de Pilar Pedraza son muy góticos y muy divertidos. Las dos sagas de R.L. Stine (sí, las de Pesadillas y los Thrillers, tan de los 90) son para mí objeto de culto. Incluso la saga Harry Potter puede ser una buena opción.

Ya sabes, si pasas de los disfraces, de pintarte la cara y de fiestas temáticas que más que miedo dan pena (sobre todo cuando todo ese maquillaje de cera se mezcla con los vapores del alcohol), siempre te queda la opción de quedarte en casa y leer una buena historia de horror entre penumbras. Serás el más moderno de tus amigos y, a buen seguro, el que mejor habrá aprovechado el tiempo.

 

*IMPORTANTE: Al editar el post me he quedado con la duda y COMO NO TENGO NADA QUE ESTUDIAR (ejem) he buscado más información sobre estos diarios tan «reales». Resulta que fueron una estrategia de marketing ideada para lanzar la miniserie Rose Red, cuyo guión pertenece a Stephen King. La doctora Joyce Reardon es en realidad la escritora Readley Pearson, quien creó su alter ego para que la novela tuviese más credibilidad, y así alimentar el morbo alrededor de esta leyenda, evidentemente, falsa. Tienes más información aquí.

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