Lecturas para este verano

Libros para leer verano
Así, todo el rato.

No sé vosotros, pero yo estoy deseando que lleguen las vacaciones. Como todos, planificamos viajes, escapadas o sencillamente nos quedamos de Rodríguez en la ciudad. En mi caso, pasaré unos días con la familia de campo y playa sin olvidar alguna que otra escapada urbana con amigos y cervezas de por medio.

Planificar mis lecturas es algo que, generalmente, hago todo el año aunque sea de una manera muy random. Cuando no tengo demasiado tiempo, sencillamente escojo lo que me apetece en ese momento. Es un método que me ha funcionado siempre. No reflexionar demasiado y tan solo elegir un libro. En la mayoría de los casos dejo que mande mi intuición, que siempre acertará en función de mi estado de ánimo, el momento vital, mi capacidad para estar centrada o mi nivel de dispersión.

Sin embargo, cuando tengo por delante semanas de ocio, siempre me gusta fantasear y planificar, a mi manera, los libros para leer en verano. Aquí os traigo una lista de los míos, esperando que os den ideas.


  • Aloma (Mercè Rodoreda). Tenía ganas de leerme La plaça del diamant desde hace tiempo, pero como sufro eso que yo llamo el TOC literario, decidí empezar a leer a la autora desde este libro antes de lanzarme a sus obras más conocidas, entre las que se encuentran la ya mencionada, Mirall trencat o Jardí vora el mar.  Una relación prohibida entre una adolescente soñadora y el hermano de su cuñada. Cismas familiares y pérdida de la inocencia es lo que promete esta novela corta.
  • Cinco horas con Mario (Miguel Delibes). Bueno, un clásico moderno que llevaba tiempo rondándome. Poco más que añadir, pues su autor es ya de sobra conocido. De él solo he leído Los santos inocentes, y la verdad es que hay varias novelas que me atraen, entre ellas La sombra del ciprés es alargada.

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Cosas que están pasando

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Room by the sea. Edward Hopper. 1951

Tuve un blog antes de que se pusiese de moda Facebook. De hecho, lo tuve mucho antes. Antes incluso de Fotolog, y de WordPress. Los blogs eran plantillas donde podías colorear, escribir y subir fotos. Cuando la vida era mucho menos complicada. De lo que se trataba era de escribir tu horrible, frustrante o aburrida vida con un halo de imaginación. Con ese nosequé que le imprimía cierta dignidad a lo que era, ni más ni menos, que una vida más de las muchas que pueblan este planeta.

Pero los blogs personales se pasaron de moda. Así, en un par de años. Llegaron los moderneos, los postureos, los amigos por decenas, los twits, los selfies. Y todo se fue al garete. No quiero extenderme en mis quejas, porque todas estas aplicaciones que han ido surgiendo a lo largo de los últimos diez o quince años son solo una prolongación de lo que era un blog en su tiempo: ego, ego y más ego. Ahora ya no basta darle un toque de pimienta a tu vida para que parezca menos triste. Tienes que estar buena, poner morros en las fotos cual morcilla en ventosa y, si se te ocurre escribir, ser experta en algo. El blog era cursi por definición, y lo cursi ya no gusta. Adiós a aquellos largos post nostálgicos por TODO. Adiós a las románticas que creíamos que nuestra vida podía interesar a alguien más que a nosotras mismas. Adiós a nuestro ego de algodón de azúcar.

Los blogs son ahora un contenedor de los pecados del ahora: buen diseño, palabras clave, enlaces, likes, comentarios y muchos, muchos conocimientos específicos sobre algo en concreto. No puedo explicar que anoche me quedé viendo una peli de Antena 3 mientras comía helado aunque lo revista con toda la ironía de la que me ha dotado la sociedad heteropatriarcal. ¿Nadie entiende la sátira? ¿No os hace gracia? Pues vale. Me retiro.

No, espera. Que no me retiro.

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