
Ahora que se acerca Halloween me apetecía escribir un recopilatorio con todos aquellos libros que me han provocado algún que otro escalofrío. Durante mi adolescencia tuve una época en que prácticamente todo lo que leía eran thrillers o novelas de terror. Estaba fascinada por los vampiros, de hecho aún lo estoy un poco. Y aunque siga buscando historias que vuelvan a despertar en mí esa inquietud por lo oscuro, lo cierto es que la experiencia nunca será tan intensa como durante esos primeros y morbosos años. Ya se sabe, lo que uno lee siendo adolescente se vuelve cien veces más especial. Cosas de la edad.
No voy a ser ni exhaustiva ni categórica. Hay muchos y grandes libros dentro del género, y cada cual tiene sus gustos. Se trata sencillamente de un recopilatorio personal. Espero que asientas, disientas o que, al menos, te parezca interesante. Ahí va.
- La semilla del Diablo. Ira Levin. 1967.
La trágica historia de Guy y Rosemary Woodhouse ha quedado impresa en el imaginario colectivo occidental ante todo gracias a la adaptación cinematográfica del no menos trágico Roman Polanski. Esta pareja tan moderna, él tan bohemio y actor, ella tan delgada y con el pelo a lo garçon, se mudan a un maravilloso apartamento en el centro de Nueva York. En la peli, la vivienda se emplaza en el trágicamente célebre edificio Dakota, justo donde mataron a John Lennon. Pues resulta que esta pareja de jovenzuelos tiene la desgracia de tener como vecinos a los Castavet, una pareja de viejos del visillo, intensos como ellos solos. Por supuesto, y sin que sea una sorpresa, el grosso de la trama se juega sobre el cuerpo de la pobre Rosemary, que es maltratada, envenenada, vejada, manipulada y martirizada. Una cautiva reducida a su mera función reproductora. Si eso no da miedo, qué si no.

- Summer of Night. Dan Simmons. 1992.
Por culpa de este libro mi novio pasó unas semanas teniendo pesadillas recurrentes, así que incluyo Summer of Night como homenaje a su sufrimiento autoinfligido. Él también es muy de empatizar, por lo visto. Sinceramente, nunca he leído nada de Dan Simmons, y el hecho de ver a otra persona despertarse desesperada a media noche no hace que arda en ganas precisamente. O sí, el morbo siempre gana. Los ingredientes no podían ser más perfectos: un grupo de preadolescentes empieza a inquietarse cuando «extraños acontecimientos» (siempre había querido usar esta expresión) empiezan a ocurrir en su escuela. Preadolescencia y miedo a ir al cole… ¿puede haber algo más de verdad?


